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martes, 9 de junio de 2015

187 * #CasoPrácticoEEC "Nececap" (determinación de necesidades de capital circulante) #AEC

Joaquim-Andreu Monzón Graupera

Universitat de Barcelona

Mediante la presente entrada se facilita acceso al caso "Nececap", que corresponde a una sencilla situación en la que se intenta determinar la necesidad de capital circulante de una empresa en creación mediante el suministro de datos de cuenta de resultados prevista y plazos y rotaciones planificados.

Ni que decir tiene que los procedimientos ligados a plazos y rotaciones estimados, solamente tienen utilidad real cuando la empresa ya lleva una velocidad de crucero y no cuando se está creando. En este último caso, lo único válido para determinar las necesidades de capital -que además, variarán mucho en los sucesivos momentos posteriores a la creación- es el uso de la planificación económico-financiera detallada, de base contable.

Puede consultarse el enunciado y la solución mediante los links siguientes:

187. a.    https://goo.gl/TfzEae


187. b.    https://goo.gl/r6flDu

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COMENTARIOS ADICIONALES DE TIPO DOCTRINAL:

En el caso Nececap además, se plantea el problema de qué hacer en la valoración de productos acabados para un cliente en la fase de aceptación del producto por éste y, por tanto, previos a la entrega: O bien: 

Vale un criterio jurídico (el producto es para un cliente, si; y por tanto, se trata de una facturación no realizada pero también totalmente previsible; pero al no haber podido cursarle la factura, el género continúa estando a precio de coste en el almacén de productos terminados, aunque se le haya enviado. Es más: si se ha enviado, pero falta la aceptación de calidad del cliente, puede considerarse como un producto "semiterminado" pues le falta una fase productiva, cual es la obtención de dicho placet); o bien:

Vale un criterio económico (el género pendiente de entrega es un "bien específico" que sólo tiene sentido pensado para un cliente y, por tanto, aunque haya un período entre la fabricación y la entrega podemos considerar el producto "de facto" como en poder del cliente, valorándolo a precio de venta y por tanto, aflorando el beneficio, etc.

El criterio conservador, obviamente, es el jurídico. Es el que hemos usado en el caso; y en su versión maximalista, pues se ha considerado como un producto "semiterminado" a efectos de valoración.

Ni qué decir tiene que las valoraciones del circulante en cada una de sus fases, dependen del sistema de contabilidad de costes que tenga la empresa. Es mejor una valoración no ortodoxa que vaya en línea con el sistema de contabilidad de costes de la empresa, que otra ortodoxa, pero que no se avenga con los criterios de dicha contabilidad.

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Independientemente de si la empresa industrial fabrica "para un stock" (venta posterior a la producción), o si fabrica "para un cliente" (producción después de la venta), continúa pendiente la reflexión sobre cual es el criterio de valoración de los flujos económicos a la hora de determinar las necesidades permanentes en capital circulante. 

Los puntos clave de discusión aquí serán:

a) si los flujos económicos se valoran sin aplicar amortización económica (subperíodo de venta) o sin aplicar amortización económica y beneficio (subperíodo de cobro), con el razonamiento de que amortizaciones y beneficios -en sí mismos- constituyen orígenes de fondos; y la determinación del capital circulante únicamente debe acumular aplicaciones de fondos para lograrla.

b) La alternativa es trabajar con el precio de coste total en el subperíodo de venta (aún más gráficamente: Ingresos por venta menos el beneficio correspondiente); y en el subperíodo de cobro, con los ingresos por venta -que obviamente incorporan el beneficio y las amortizaciones económicas practicadas.

Personalmente prefiero trabajar con la segunda de las variantes de determinación de las necesidades del capital circulante, pues dan al director financiero una mayor flexibilidad financiera, un mayor margen de maniobra en las decisiones financieras a corto. Aunque reconozco que es difícil explicar cómo el manejo de flujos orientado a determinar necesidades financieras debe incorporar también un subconjunto de flujos que en sí mismo es -en parte sustancial- un origen de fondos.

Continúo considerando las amortizaciones económicas no sólo como un coste plurianualizado, sino también como una fuente de fondos cuando se vende y -sobre todo- se cobra el producto; y al beneficio como otra fuente alternativa de fondos, más permanente, al menos en la parte que no se vaya a distribuir.

Un economista purista trabajaría solamente con costes corrientes a la hora de fijar las necesidades del capital circulante, porque solamente se fijaría en la diferencia entre el activo corriente bruto adicional necesario y el neto creado mediante amortizaciones económicas y beneficio. No es mi caso.