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lunes, 12 de octubre de 2015

249 * #Ed_res_cit Edición de resúm. y citas (trad. al español) artículo Peter F. #Drucker: "A #Crisis of Capitalism: Who is in Charge?" The Wall Street Journal, 30-09-1986

Joaquim-Andreu Monzón Graupera

Universitat de Barcelona


Peter F. Drucker. Fuente de la foto:  http://bit.ly/2lfYJn0

Puede consultarse la edición objeto de esta entrada (que de hecho presenta la traducción de la mayor parte del artículo, pues difícilmente se podían desestimar párrafos como secundarios), en el siguiente documento:

249. a.    https://goo.gl/8bW0Tb


Dicho artículo de Drucker se publicó en "The Wall Street Journal" el 30 de setiembre de 1986. A efectos de este post, no ha sido posible hallarlo en acceso libre para mostrar la edición original. 

Seis años después se publicó, en una obra recopilativa de varios artículos de Drucker: "Managing for the Future: The 1990 and Beyond" como documento núm. 38, pág. 234-239. Con las limitaciones conocidas, puede consultarse esta obra -y el artículo objeto de esta edición- en Google Books:


COMENTARIO

Este artículo de Peter F. Drucker, en la propia hemeroteca del diario "The Wall Street Journal", se presenta así:

"No es probable que disminuya en el futuro previsible la presión por parte de los analistas bursátiles y los administradores de fondos de pensiones, sobre las empresas cotizadas para la obtención de beneficios a corto plazo." 

"Las empresas, por lo tanto, tienen que acomodarse a ella. Pero la mayoría de los directores ejecutivos han aprendido que las ganancias a corto plazo son muy poco fiables; de hecho, a menudo su obtención es groseramente engañosa."

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A la par que la lectura de la edición de este artículo, recomiendo la de la entrada 168. de este blog, relativa a un artículo fechado en 1988, escrito por los profesores Fernández Pirla, Pérez Goróstegui y Segura, que trató de una problemática similar, posiblemente con una mayor preocupación por la evolución tendencial del problema.

En la propia presentación de la entrada 168. explicábamos como se solucionó la disyuntiva que planteaban los autores mencionados, también expuesta por Drucker en el artículo objeto de la presente entrada 249.

Al objeto de evitar la acción de los tiburones financieros o corporativos y para contentar a los dirigentes de los fondos de pensiones, no quedaba otra opción que asociar la voluntad de los directivos top de las empresas al objetivo de la maximización del valor de mercado de la empresa; bien a través de incentivos ligados a la participación en los beneficios, bien mediante otros incentivos como el hecho de otorgar stock options a los directivos, a título de cebo para que buscaran la maximización del valor de mercado de las acciones de su empresa. 

¿Alternativas a la falta de incentivos a los directivos o a la falta de respuesta de éstos ante los incentivos planteados?: la muy probable actuación de los tiburones corporativos, con la subsiguiente pérdida del empleo de aquéllos ante una probable OPA hostil por parte de los tiburones.

Drucker no habló de los incentivos de contrapeso, porque correspondía a un futuro que en este artículo él todavía no podía conocer en toda su extensión. A Drucker lo que le preocupaba era que los incentivos perversos asociados al engrandecimiento de la preferencia hacia objetivos a corto plazo, orientaban a la empresa a una deriva ciega, gobernada erróneamente por la obsesión respecto del volumen de los beneficios o del porcentaje de ROI a lograr en el próximo trimestre.

Eso es tanto como orientarse solo al corto plazo y a una métrica puramente financiera. Harold Geneen Jr. (Presidente de ITT que gobernaba este enorme conglomerado con mano de hierro en los '60-'70), centraba obsesivamente los objetivos de las subsidiarias -y del Grupo en su conjunto- en el crecimiento de los beneficios trimestre a trimestre. Geneen fue absolutamente incapaz de dar respuestas acertadas a la enorme crisis que produjo el cambio de precios relativos de la energía en la década de los '70, primero por no saber fijar -y luego modificar- estrategias competitivas y corporativas a largo plazo, así como estrategias diferenciadas para cada uno de los sectores estratégicos, divisiones o unidades estratégicas del Grupo; y segundo, por no aceptar que a realidades distintas, deben existir métricas que provoquen incentivos diferentes.

Volviendo a Drucker, éste era perfectamente consciente de la debilidad estratégica que significaba la ostensible dependencia constante respecto de métricas fijadas a corto plazo; por ello veía con simpatía la posibilidad de fijación de estrategias a largo plazo (aunque no se buscara la maximización de beneficios a corto) conducta que podían mantener: a) la empresa familiar, b) la empresa no cotizada en el mercado bursátil... y c) la empresa japonesa, entonces la verdadera obsesión para los tratadistas norteamericanos de estrategia y management.