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viernes, 12 de junio de 2015

190. #CasoPráctico "Jean" (evaluación de proyectos de inversión no simples) #CasoPrácticoEEC

Joaquim-Andreu Monzón Graupera

Universitat de Barcelona


El enunciado de este caso puede consultarse clicando el siguiente link:


Y la solución puede consultarse aquí:


COMENTARIO:

Este caso se utilizó en la docencia de la asignatura Dirección Financiera I, en la Licenciatura de Administración y Dirección de Empresas de la Universitat Pompeu Fabra. Nació para contar con alguna alternativa más de casos prácticos de proyectos no simples solucionables según la metodología de W. H. Jean (según se explica a continuación) a los que ya habíamos manejado en la asignatura Economía de la Empresa II (Organización y Administración)  en la Escuela Universitaria de Estudios Empresariales de la Universidad Autónoma de Barcelona.

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Tradicionalmente se ha distinguido en el peculiar mundo de la evaluación de proyectos de inversión, entre proyectos "simples" y proyectos "no simples" según si, una vez determinados los flujos netos de caja periódicos, se producía un solo cambio de signo o bien se generaba más de uno.

En el subcaso de los proyectos no simples, un proyecto podía ser calificado como proyecto de inversión "puro", si a pesar de tener más de un cambio de signo nunca dejaba de ser un proyecto de inversión, o bien como proyecto "mixto", cuando la existencia de dos o más cambios de signo era el pórtico para que el proyecto pudiera ser considerado, a ratos "de inversión" (empresa-financia-a-proyecto) y a ratos "de financiación" (proyecto-financia-a-empresa), según el segmento temporal que se considerase.

El modelo de evaluación-estrella, que requería necesariamente la calificación de los proyectos de inversión no simples como "puros" o bien como "mixtos", que todos los profesores de finanzas hemos tenido que explicar, era el de Teichroew Robichek y Montalbano (1965). Su algoritmo, que se basaba en una técnica arborescente de capitalización año-a-año, era terriblemente complicado, en especial cuando se planteaba un proyecto de inversión de más de tres flujos netos de caja, que requería necesariamente programación y que aumentaba exponencialmente la necesidad de cálculos.

La aparición de la obra de William H. Jean ("Teoría analítica de la financiación", Ediciones Ariel, 1976) significó un notable alivio para la solución del problema de la evaluación mediante técnicas de flujo de caja descontado, de los proyectos "no simples", aquéllos que sufrían más de un cambio de signo en la presentación del calendario de los flujos de caja.

Lógicamente estos proyectos aparecen pocas veces, pero existen. Suceden, por ejemplo, en la industria petrolera -y en todas las explotaciones de minería clásica- cuando hay que efectuar una inversión al principio del calendario para iniciar la explotación; y al final del plazo previsto, debe contemplarse otra fuerte inversión para dejar medioambientalmente el territorio afectado como si nada hubiese sucedido. Y plantean un engorroso problema de evaluación, pues existen dos cambios de signo, uno al principio y otro al final del calendario [- + + + ... + -].

También pueden plantearse como proyectos no simples, aquéllos en que se conocen los gastos de reestructuración, de adecuación o de renovación parcial de elementos importantes de la instalación global en una época intermedia del calendario de explotación, que puedan provocar uno o más flujos negativos netos durante la vigencia del proyecto, aparte del flujo o flujos negativos iniciales, que son consecuencia de la responsabilidad de la adopción y puesta en marcha del proyecto.

Recomendamos la consulta de la obra mencionada de William H. Jean, para conocer o recordar el algoritmo que utiliza al objeto de tratar metodológicamente con notable economía de esfuerzos los proyectos no simples, algoritmo que usamos para dar solución al caso práctico al que pusimos su apellido.
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Y un comentario final: no puedo por menos de sonreir, pensando en el grado tan alto de abstracción que hemos usado los profesores de finanzas para explicar a los alumnos la valoración de proyectos de inversión. 

Influidos por el cuerpo científico norteamericano de carácter analítico, nos ha preocupado más la explicación de lo que hay que hacer (por ejemplo) cuando un proyecto de inversión tiene flujos que se planifican con más de un cambio de signo, que los aspectos que preocupan realmente en las empresas, como por ejemplo:

a) Las repercusiones estratégicas reales de los proyectos planteados.

b) Quiénes, en la organización empresarial, pueden presentar y presentan proyectos; y cuales son las armas organizativas para disciplinar la posibilidad de una comparación global correcta.

c) Los objetivos que pueden perseguirse y lograrse planteando determinados proyectos de inversión, objetivos que superan en mucho la mera maximización del VAN o de la TRI.

d) La preocupación por la metodología global de evaluación, por la toma en consideración de todos los elementos informativos importantes y la comprensión de que el proceso de inversión es la iniciativa social más importante como motor del avance de la empresa, que no deja de ser, como casi todo, un problema de poder y asimetrías de información. 

Todos estos aspectos son más relevantes y deberían pesar más en la docencia universitaria de estos temas, de lo que hemos sido capaces de reflejar en las clases. 

Como dijo una vez un experto en análisis coste-beneficio, los economistas no nos fijamos suficientemente en los aspectos verdaderamente importantes de la empresa, si son difícilmente resumibles en modelos y números. En cambio lo hacemos mucho más, en aquellos aspectos aparentemente más fáciles de cuantificar y con posibilidad de aplicar un modelo de evaluación que parezca sofisticado y preciso. Se presta mucha más atención a los modelos que a los procesos. Y eso es un error formativo de primer orden.

En la entrada 273. de este blog, puede consultarse el caso práctico "La Negativa Intermedia" que es de un estilo similar al presente caso Jean (un proyecto de inversión no simple, valorado mediante la metodología de William H. Jean).