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jueves, 11 de diciembre de 2014

082. "Una propuesta de proceso metodológico de valoración de proyectos de inversión". 2014

Joaquim-Andreu Monzón Graupera

Universitat de Barcelona

En esta entrada 082. se publica un documento según el estado que alcanzó en dos momentos distintos del tiempo.

Se trata de establecer una propuesta de metodología para evaluar proyectos de inversión.

Se publica un proceso en 50 pasos de desarrollo lineal. Todos sabemos que en realidad los procesos de evaluación están llenos de bucles, vacilaciones y retrasos. Por tanto, no hace falta explicar demasiado que se trata de un proceso teórico que podría ser útil en determinados contextos y situaciones.

El documento 082. a. recoge la situación de esta aportación en 1998. Su título era: "Una metodología de evaluación de proyectos de inversión".

Puede consultarse clicando el siguiente enlace:

082. a.  https://db.tt/mV4j9eV1

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Por su parte, el documento 082. b. recoge una cierta evolución sobre el anterior (aclaraciones, bibliografía, notas) y tiene una redacción menos esquemática. Está fechado en 2011, pero todavía hemos efectuado alguna corrección selectiva en 2014.

Su título es idéntico al de la ya conocida entrada 082. a. del blog ("Una propuesta de proceso metodológico de valoración de proyectos de inversión").

Puede consultarse clicando el siguiente enlace:

082. b.  https://db.tt/UlE2bILI




martes, 21 de octubre de 2014

053 * Índice por materias de las 52 primeras entradas al blog

Joaquim-Andreu Monzón Graupera

Universitat de Barcelona


Al objeto de facilitar la localización de las entradas y su lectura, en el documento adjunto constan las 52 primeras entradas, clasificadas por materias:

martes, 19 de agosto de 2014

036 * Una crítica de la política económica española actual (8-2014)

Joaquim-Andreu Monzón Graupera

Universitat de Barcelona

La redacción de una presentación de la entrada posterior en este blog (la 037.) nos ha generado como subproducto casi automático la elaboración de unas breves notas (que exponemos a continuación en esta entrada 036.) debido al profundo desacuerdo que mantenemos con respecto a la política económica española actual.

Somos perfectamente conscientes que la delgada barandilla económica sobre la que estamos caminando con venda en los ojos por imposición de la Troika, nos obliga de forma casi obligatoria al seguimiento de una no muy ancha senda entre cuyos márgenes el Gobierno ha escogido claramente transitar por el lado más insolidario y de ampliación de desigualdades (no podía esperarse otra actuación, de la ideología y del signo político del presente Gobierno). 

Otro asunto a valorar es si: a) la ideología; y b) la propia conveniencia del Gobierno y del partido que lo sustenta, son dos elementos que van de la mano a largo plazo, como comentaremos después.

Entendemos que la evolución positiva de la economía española a un año/dos años vista, depende de varias evoluciones concatenadas:

1) Que el euro -actualmente demasiado fuerte- se debilite; 

2) que las importaciones se contengan, las exportaciones renazcan y a la vez suba el consumo interno -tendencias las tres últimas actualmente incompatibles, según parece, debido a nuestra rigidez estructural:

3) que también se produzca algo de crecimiento económico, sin que a la par suceda que dejemos esta situación de cuasi-deflación (mala) y la cambiemos haciendo de aprendices de brujo pasando a una inflación excesiva (peor);

4) esta última aumentaría fuertemente los tipos de interés nominales de carácter activo (actualmente ya altos por las fuertes primas financieras de riesgo que interiorizan); tipos de interés alto que agostarían durante bastante tiempo la necesaria mejora del volumen del crédito bancario, impidiendo el: 

5) muy conveniente aumento de la inversión empresarial, cabeza tractora de una recuperación económica sana a largo plazo.

Aquí se adivinan varios círculos viciosos que costará mucho romper. Y no hay ningún círculo virtuoso que compense -ni siquiera parcialmente- los círculos viciosos que tememos. 

¿O es que pensamos que algún círculo virtuoso se producirá gracias a la mejora del turismo y a un mínimo renacimiento de la construcción? [un modelo de negocio fácil y ya conocido].

Por desgracia en España no se han sabido preservar mínimamente las bases para que se produzca un crecimiento económico sólido a largo plazo, entre otros aspectos, a causa de que no se han realizado ni mucho menos suficientes inversiones en intangibles asociadas a la formación, la educación, la investigación, el desarrollo y la innovación, inversiones que son de ciclo muy lento y con respecto a sus resultados, el elector común normalmente pierde la memoria de la relación causa-efecto.

El Gobierno español (el actual y también el anterior) ha actuado muy equivocadamente en este campo, mediante palancas y mecanismos presupuestarios que hubiese podido orientar mejor si hubiese querido.

Sin todo ello parece que el presente conato de recuperación (de momento sólo parece verlo la plana mayor del Gobierno) no podrá surgir de verdad. Nos preguntamos qué inventarán en septiembre para continuar con su ilusionismo económico. Por que la barata comparación -vendida como un triunfo- de nuestra evolución económica con el estancamiento que por distintas razones sufren Francia y Alemania, no debería proporcionarnos consuelo alguno.

Parece evidente que las políticas económicas cuyo ciclo de recogida de frutos cae del lado “de la legislatura siguiente” o de la “siguiente de la siguiente” se olvidan claramente y en forma sistemática a favor de actuaciones de efecto inmediato (suponemos que piensan que es mejor la amputación sin más anestesia que las buenas palabras, que la cirugía reparativa. O eso parecen pensar algunos en el campo aplicado de las políticas económicas y sociales). 

Todos sabemos que los dirigentes políticos de países democráticos sólo piensan en el plazo presente de legislatura y en su reelección; para saber proyectar la actuación política sobre varias legislaturas consecutivas -con reelección o no- hay que ser hombres -o mujeres- de Estado. 

Dentro de una clara evolución hacia la degradación política, compárese el modelo de hombre -o mujer- "de Estado" con el grupo humano dirigente del que disfrutamos en este país. Sobran las palabras.

El Gobierno ignora expresamente algunas políticas verticales cercanas a la comprensión y los intereses de la gente común (una política fiscal, para que se pudiera redistribuir el esfuerzo fiscal y además eliminar progresivamente el enorme fraude que padecemos; una política industrial que pudiera merecer dignamente este nombre; de la política energética y sus despropósitos nos hemos ocupado brevemente en la entrada 31. de este blog).

Las políticas horizontales -como son la política de empleo, la política salarial, la política sanitaria, la política social- se adoptan -aunque con grandes protestas, amagando informativamente en sentido contrario, con el objeto de despistar a los ciudadanos- con el fin último de propiciar la desigualación progresiva de la renta per cápita por clases sociales).

Es evidente que varios millones de personas en España, por la simple causa de este conjunto de medidas, están viviendo peor que antes del inicio de la crisis (2007-08) y en el futuro deteriorarán más su nivel de vida y vivirán peor y más precariamente. 

Nos gustaría romper una lanza por la Política Económica como disciplina que debería orientar decisiones y conductas de empresarios y consumidores. Y por la posibilidad teórica de estudiar seriamente políticas económicas alternativas: unas, se reputarán como malas. Otras como mediocres, puede ser. La ideología hace milagros en eso de descartar políticas o adoptar una. Lo que aguanta un papel, no lo aguanta nada más. 

Pero... alguna combinación de política económica habrá que sea buena –o al menos, aceptable. No sabemos si hay alguna que sea superior a las demás en todos los campos, independientemente de la ideología. Seguramente, no. 

No obstante, se podría buscar la combinación de actuaciones que proporcionaran lo mejor, al mayor número. Según mi opinión, es seguro que, de existir dicha combinación, no coincidiría ni de lejos con la combinación de políticas económicas que ha adoptado este Gobierno.

El Gobierno español, a nuestro parecer mantiene unas prioridades muy equivocadas. Siempre alude a que la política que se sigue es la única posible, cuando a cualquier estudiante de primer o de segundo curso de Economía los abnegados profesores de la materia le enseñan detalladamente que, una vez fijados unos objetivos realistas y aceptables para el mayor número, puede haber varios haces o gavillas de políticas económicas distintas que es posible analizar, descartar o ser seleccionadas como herramientas; es decir, como camino o caminos para llegar a los fines previstos.

La política está para fijar los objetivos y elegir entre las alternativas; es allí donde deberían fijarse las preferencias; al político le escogen para lograr el bien común, no el de una casta particular. Aunque la situación presente proporcione otra impresión a quien sepa leer entre líneas y pueda separar el grano de la paja. 

La fijación de las alternativas elegidas para implementar la consecución de los objetivos determinados previamente y con transparencia, debería ser un trabajo de cariz más técnico. Por desgracia también en la realidad siempre se acaba metiendo la prioridad política a la hora de elegir entre alternativas, de la misma manera como entra el humo por debajo de una puerta.

Gobernar es elegir. Es saber elegir; y no puede darse por supuesto que no tenemos ninguna posibilidad de elección. No sabemos si quienes dicen eso una y otra vez ("no hay elección: es la única política posible") lo hacen con el convencimiento de que hay que convertir irreversiblemente la mayoría social a la religión del fatalismo masoquista. Existen sobrados mecanismos e instrumentos indirectos de carácter anestesiante para el logro de dicha conversión. Creo que se entiende claramente lo que intentamos expresar.

Si no hubiera elección posible y solo existiera una alternativa para la solución de cualquier problema político y todos los aspectos pudieran cuantificarse, sería factible delegar la toma de decisiones a un gran ordenador; pero no parece que los que mandan tuvieran mucha intención de acceder a estos automatismos si no controlaran plenamente el proceso.

El primer problema de la política económica es la claridad y la transparencia con la que 1) deben definirse los objetivos y 2) debe elegirse una entre las alternativas que existen. Para lograr dichas cualidades hay que poner metafóricamente los objetivos previstos en una urna transparente, para que todos seamos capaces de verlos y criticarlos, en lugar de echar continuamente cortinas de humo suavizadoras o claramente equívocas, mientras se actúa descaradamente en contra de los intereses de la mayoría de la gente.

Hemos insinuado antes que la gran restricción al fijar los objetivos -sin expresarlo claramente, excepto cuando conviene pasar el muerto a terceros- es no despertar las iras de la ortodoxia económica internacional.

De ahí que el aumento del empleo y la reducción de la tasa de paro (posibles objetivos que al estilo de una "moto-sidecar" desde hace varios años deberían formar parte de los fines de primerísimo nivel de la política económica española) resultan meros subproductos de las políticas que está siguiendo el Gobierno.

Sus responsables rezan para que se reduzca dicha tasa de paro y para que aumente el empleo como mágicas consecuencias derivadas de poleas transmisoras de cuarto o quinto nivel; más que nada porque los asesores áulicos del presidente del Gobierno ven gravemente comprometida su reelección en 2015, debido a la lentísima evolución de la mejora económica. La preocupación es por mero interés; en absoluto es sincera.

Resulta una incógnita cómo puede acabar este experimento político-social. Ruego perdón por la gráfica analogía que sigue: jamás, en tiempos modernos, se habían clavado tantas espuelas -y tan profundamente- en los ijares de tanta gente. 

Parece que el objetivo político básico de cierta clase dirigente, ha sido y es: realinear las expectativas de las clases media, media baja y baja con las que "todo grupo humano conformista y dúctil debe albergar". Y realinear expectativas es la forma como se consigue la posterior aceptación resignada de las realidades.

El conato del Estado del Bienestar que en este país del Sur de Europa se había logrado antes de 2007, no iba precisamente en la dirección actual. 

La conocida y perversa idea: "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades", se repite por parte del Poder como un mantra que incluso muchas personas plenamente perjudicadas han acabado asumiendo plenamente como una verdad, en forma autoinculpatoria y conformista.

Y en la etapa política final -la de la venta de los resultados- sucede que donde no llegan las realidades, han de arribar los bibirloques dialécticos y la descarada manipulación de las estadísticas -en unos casos- y de su interpretación-en otras muchas situaciones. 

Se puede decir que ningún dirigente de cualquier partido político con gobierno real -o con aspiraciones de tenerlo- es inmune al uso de la diplomacia expresiva. Más que dedicarse a trabajar denodada y honestamente en favor de los intereses de todos los electores, demasiados políticos al uso se dedican a: "propagar, denigrar -a otros- persuadir, suavizar, disimular, quitar importancia, diferir, reinterpretar, reescribir la historia"... lo que por desgracia, bien podría ser un inventario de leit-motiv de conducta política real. Desgraciadamente a esto es a lo que hemos llegado. 

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Así como nunca existe una única alternativa de política económica aplicable en forma fatalista, también hay muchos tipos de economistas. Además de los que alaban la mano férrea del Gobierno, también existen los que se dedican plenamente a la crítica de la política económica española y lo están haciendo mucho más profunda, especializada y ampliamente de lo que en la presente entrada hemos podido ofrecer: meras impresiones y opiniones críticas.

Aunque existen otras fuentes de crítica que seguramente los lectores ya conocen, pensamos que la reflexión sobre los escritos de "Economistas frente a la crisis" sería adecuada para los progresistas y los descontentos con la situación actual:

viernes, 15 de agosto de 2014

031 * "Seis ejemplos de despropósito energético o medioambiental en España.... y uno europeo"

Joaquim-Andreu Monzón Graupera

Universitat de Barcelona


ÍNDICE

1. Los siete ejemplos.

2. Posibles deducciones de los siete ejemplos expuestos.

3. Conclusión.
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Puede consultarse este documento (escrito el día 15 de agosto de 2014 y revisado al día siguiente) mediante el siguiente link:




lunes, 4 de agosto de 2014

017 * "Una propuesta radical para la implantación de un nuevo orden energético mundial" (con comentario corregido en 08-08-2014 y 16-09-15)


Joaquim-Andreu Monzón Graupera
Universitat de Barcelona


La propuesta que se presenta a continuación fue expuesta, con un detalle algo menor, en nuestra tesis doctoral leída el 15-12-1992 en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universitat de Barcelona.

Puede consultarse el documento, actualizado según una última versión finalizada en 1996, clicando el siguiente link:
 
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COMENTARIO ACTUAL, CORREGIDO EN 08-08-2014 y EN 16-09-2015

Es obvio que aportaciones como la que puede consultarse mediante link al pie del presente comentario pueden parecer utópicas, hasta que resultan de necesario planteamiento. Entonces "todo el mundo" reconoce su implantación como una exigencia del progreso; y tal vez algunos se enfrasquen en quedar bien, discutiendo alternativas técnicas “de detalle”.

Deseo aclarar que el apelativo con el que lo titulé: "una propuesta radical" simplemente alude al uso de técnicas fiscales redistributivas, que pueden servir para cambiar poco a poco las preferencias individuales de los consumidores. 

Tengo claro que tal como va evolucionando el mundo, solamente una minoría de la población se mueve por compromisos morales o éticos; y una mayoría solamente queda motivada (por desgracia) por señales claras emitidas por el sistema de precios. 


La radicalidad de la propuesta se mueve simplemente en este segundo ámbito, que por otra parte, es convencional en el capitalismo avanzado. Las técnicas fiscales, lo son. Lo que ya no resulta tan asumible es que resulte fácil de implantar; al contrario. Es muy difícil, pues su aplicación habría de realizarse a nivel mundial y las diferencias de intereses y valores de los diversos países son barreras difíciles de franquear. 


Supongo que la adopción de políticas mundialmente aceptadas se realizará cuando nos veamos cerca del precipicio energético o medioambiental, no antes.


Aunque sea demasiado esquemático reducir las políticas correctivas a dos grandes grupos, diremos que el que se ha elegido momentáneamente es el que se inició mediante el Protocolo de Kyoto: La "contingentación" física (al principio más o menos de asunción voluntaria) de "subproductos" pérfidos por el uso de energía, como son algunos gases contaminantes, cuya estrella es el CO2


Dicha contingentación es -en el fondo- una política de control "a posteriori", más o menos voluntaria, a la que rápidamente la ingeniería financiera ha encontrado aplicación mediante técnicas de mercado: la posibilidad de comprar o de vender permisos de emisión de unidades de peso o de volumen de CO2. 


Vende la empresa que posee permisos y le sobran; y compra quien no tiene permisos, o le faltan en cantidad suficiente. 


Siempre he sido escéptico sobre la posibilidad de que el sistema de precios pudiera introducirse vía volumen de contaminación permitido. Puede haber muchos abusos que nunca podrán repararse. 


Por otra parte desde 2007 la propia crisis ha demostrado lo barato que resulta contaminar. En los últimos tiempos el desequilibrio en el mercado de derechos de emisión de CO2 ha sido provocado por un brutal exceso de oferta de derechos de contaminación y una muy tenue demanda. Si no hay tanta demanda de productos y servicios, no se necesita tanta producción de éstos; y si no se produce, menos se necesitará la compra de derechos para poder contaminar a gusto.


Cuando redacté la tesis empezaba a hablarse del cambio climático. La moda investigadora que preocupaba en los ámbitos teóricos, era la contaminación ambiental y especialmente las lluvias ácidas.


Pero ya, incluso antes de la Cumbre de Río (6-1992) se había firmado en mayo de 1992 la Convención-Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Pero no era todavía un tema-estrella. El efecto devastador de la acumulación de gases que genera efecto-invernadero y se cargan la capa de ozono, aún no se vislumbraba como una cuestión realmente crucial. 


Recuerdo que muchos economistas liberales, hasta tiempos bien recientes, desgranaron cual mantra cansino que "no se ha demostrado el impacto enlazado entre uso de energía-contaminación generada-gases efecto invernadero-cambio climático". Por lo que "si no hay evidencia concluyente, no hay causa para moverse". El protocolo de Kyoto de 1997, ya con medidas "obligatorias" cuya respuesta de cumplimiento posterior de cada país ha sido muy dispar, en 1992 aún estaba en las catacumbas.


Personalmente tengo más fe en: A) medidas preventivas con contenido económico (tasas fiscales disuasorias de unas conductas nocivas, para que reviertan en otras conductas mejores o más sanas) que duelan directamente y a tiempo real en los bolsillos; que en: B) medidas de control macro a posteriori por parte de organismos internacionales, cuya influencia real es muy discutible. Y más siendo el gendarme del mundo los Estados Unidos de América.


Hay que ir al origen de cada conducta individual. Me parece que no hay otra forma de tratar el asunto. Además, una tasa fiscal sobre cada unidad de energía primaria tiene la ventaja de condicionar la conducta en dos campos a la vez: disuasión del uso de energías comerciales (la mayor parte de origen fósil) y disuasión de la correspondiente contaminación resultante. Es un "2 x 1" que personalmente me parece de eficacia superior.


Para situarnos rápido, en el fondo mi propuesta consistía en aplicar a la energía lo que ahora entenderíamos como una especie de tasa Tobin, que, como se sabe, es conocida por su circunscripción al ámbito únicamente financiero (por aquélla época -1979-1992- no recuerdo si yo conocía el concepto de Tasa Tobin).


De la "Tasa Tobin" sobre las transacciones financieras internacionales y productos financieros derivados, se adujo durante varios años en entornos liberales que su aplicación sería un despropósito.

James Tobin, su propio creador, intentó minimizar su interés a la vista del tipo de grupos sociales y políticos que se interesaron súbitamente por su aplicación. 

Hay grandes intereses contrarios a la aplicación de cualquier variante de la Tasa Tobin (entre ellos los de la City de Londres; y, por tanto, Gran Bretaña se opondrá siempre).

Pero algo debe hacerse para controlar, para limitar las operaciones financieras –muchas, especulativas- y lograr financiación pública para necesidades más nobles. 

La Europa Continental presiona para su aplicación, pero resultará difícil aplicar la Tasa Tobin, si no hay un consenso mundial. Su aplicación fragmentaria generaría diferencias –posiblemente imperceptibles- de competitividad, o eso al menos indican aquéllos que en el fondo no desean que se implante; y para lograrlo, cualquier excusa, obstáculo etc., serán buenos.

Un impuesto sobre la energía fósil como el que propongo, tiene parecidos visos de utopismo que los que suponemos asociados a la Tasa Tobin... e incluso más. 

No solamente estarían radicalmente en contra a un impuesto mundial sobre la energía comercial los Estados Unidos (cualquier medida que consideren un ataque al "American Way of Life" intentarán boicotearla de raíz); también se opondrían los gigantes emergentes como China, India, Rusia, Brasil etc., mediante el ya conocido argumento que consiste en enfatizar que ahora las fases de crecimiento y de desarrollo les toca abordarlas a ellos, ya que Europa, Estados Unidos(1) y Japón pasaron por estas fases; y por ello enfatizan que dichos países desarrollados no pueden oponerse a sus progresos.

Tanto el impuesto sobre las transacciones financieras como el impuesto sobre las transacciones energéticas tienen dos características paralelas:

1) Se refieren a bases imponibles enormes que casi no descenderían a pesar de estar gravadas por estos impuestos, debido a las respectivas muy escasas elasticidades de las demandas a corto plazo, tanto de las transacciones financieras como de la producción y consumo de energía. Se trataría de expropiar una pequeña parte de dichos volúmenes monetarios por la respectiva conveniencia pública.

 2) Son actividades impositivas que en el fondo deberían servir como límite de los volúmenes de los propios hechos económicos que gravarían, ya que presentan claramente externalidades negativas.

Por ejemplo, recuérdese la actitud de los Gobiernos ante el consumo del tabaco, conducta negativa para la salud propia -y para la salud ajena- que intenta combatirse mediante impuestos. Bien, no sabemos si en el fondo hay una conveniencia moral; lo que sí saben los gobernantes es de la facilidad recaudatoria sobre productos cuyo cese individual de consumo es muy difícil de lograr.

De hecho, los Ministerios de Hacienda nacionales respectivos ya expropian una buena parte de las rentas marshallianas asociadas al uso de tabaco y de productos petrolíferos, rentas que existen por diferencia entre lo que estos bienes cuestan en frontera o a pie de fábrica y lo que los consumidores están dispuestos a pagar por dichos bienes o servicios (que es un importe varias veces mayor). 

Todo el mundo sabe que los impuestos sobre los combustibles y carburantes alcanzan en España -de forma similar en otros países- un 60-70% del precio final de los productos usables. Esto es gracias a un ataque fiscal en toda regla al volumen de la renta marshalliana generada por estos productos.

Por tanto, un impuesto sobre la energía de tipo global, profundizaría en esta tendencia fiscal a aplicarse sobre rentas marshallianas y tendría una aplicación finalista bastante más transparente que la que logran generar los respectivos Ministerios de Hacienda estatales.

Si se reflexiona un poco, y tal como se ha discutido arriba, puede concluirse que la O.N.U. ha intentado aplicar impuestos a las consecuencias negativas del uso de la energía. Su extracción y uso generan consecuencias positivas -trabajo, rendimiento- pero también negativas –agotamiento de recursos irreemplazables, daños ambientales y contaminación.

Se trata de una vía alternativa que se basa en la limitación de las cantidades de CO2 y cinco gases venenosos más, a emitir a la atmósfera. De momento ha dado pocos resultados, debido al manifiesto desinterés de USA y China para su aplicación real.

Recuérdese el nocivo y triste papel del Presidente americano George Bush, negándose a ratificar el Protocolo de Kyoto sobre el Cambio Climático (1997) que en 2009 ya habían suscrito 187 estados, triste papel refrendado por sus sucesores en el cargo, incluido "Yes We Can" Obama.(2) 

Es bien sencillo: en este asunto -como en tantos otros- no saben, no pueden o no quieren enfrentarse a sus clases dominantes, ni a gruesos volúmenes de electorado profundamente conservador, que no ha perdido ni la mentalidad de frontera ni la de pionero-depredador.

Los descarados incumplimientos de los acuerdos, cuya responsabilidad debe atribuirse a los mayores países -y también a España, que no es un buen ejemplo precisamente-(3) nos indican que algo diferente debe ensayarse, si no queremos enfilar el camino del desastre. La ceguera y el desinterés de los responsables es tal, que solamente un cambio radical de filosofía por parte de los votantes, puede reconducir el asunto.

Recuerdo dos conclusiones de mi tesis doctoral, en las que continúo creyendo decididamente:

a) No sabemos hasta qué punto en un momento dado los daños ambientales serán reversibles, sencillamente porque sus efectos son parcialmente acumulables año tras año y por tanto, caben fundadas dudas sobre si la Tierra podrá remontar o no, cuando se decida poner hilo real a la aguja. Me temo que conforme pase el tiempo, los daños serán menos recuperables. El problema es que desconocemos cual es el PNR ("punto de no retorno") en este campo.

b) Hasta ahora la tecnología siempre nos ha salvado de las crisis: la agrícola, la de población, la de los excesos de producción, las crisis económicas y las crisis de la energía, en este último caso transicionando de unos vectores energéticos menos eficientes o más agotados a otros con mayor futuro, fueran más caros o más baratos, da igual. 

Los tecnólogos optimistas nos recuerdan estos hitos continuamente. Pero me temo que hay otro PNR distinto con respecto a los supuestos efectos milagrosos de las tecnologías para reconducir los desastres ecológicos y energéticos; PNR que ya debe estar cerca de suceder. 

La Tierra es sufrida, si (más de lo que nos merecemos) pero no puede serlo indefinidamente.

La industria petrolera –y la energética, en general- no tiene recato alguno en usar nuevas tecnologías altamente depredatorias para el medio ambiente, como son: I) la perforación a varios miles de metros de profundidad en zonas desérticas, heladas o submarinas (off-shore), y II) la rotura con agua a altísima presión (fracking) de los minerales carboníferos o los esquistos bituminosos para generar gas y otros combustibles o carburantes (shale oil), provocando ambas vías I) y II) de "crecimiento tecnológico" graves costes sociales, por las complicaciones colaterales que se generan con tecnologías tan invasivas.

El gran problema radica en que, ante la indiferencia o la ignorancia de la mayor parte de la población, la codicia de unos pocos está haciendo buena la teoría de la "cuerda invisible" que expuse en la tesis doctoral, por oposición a la teoría de la "mano invisible" de Adam Smith.

Mucha gente tira y tira de la cuerda invisible (unos decidiendo el sistema político y económico en que estamos, otros aplicando tecnologías para maximizar el rendimiento energético y los más, simplemente, consumiendo, más o menos, de forma inconsciente y alegre según la época, pero siempre asociados a un patrón de consumo que a largo plazo es geométricamente creciente. 

Aparte de medidas afortunadas de conservación energética, la triste realidad es que los descensos de consumo energético solamente se producen de forma significativa por el devastador efecto de las crisis y depresiones económicas (como la reciente, que ya dura 6 años y ha vuelto a poner a las Teorías de los Ciclos Económicos en primera línea).(4) 

Así como en Smith el egoísmo individual era el acicate para el logro del bien colectivo, con la metáfora de la cuerda invisible los habitantes de la Nave Espacial Tierra vamos a encontrar amargamente nuestros límites, "cuando la hayamos roto entre todos". 

Cada uno tira de la cuerda por separado y no es consciente -o no quiere serlo- de que varios cientos o miles de millones de tirones a la vez, pueden romperla. Es curiosa la enajenación que muchos humanos sufren cuando han de enfrentarse a la responsabilidad individual de una conducta que socialmente se considera como normal (si los demás lo hacen, ¿por qué yo no?).


El egoísmo individual de los que deciden, sumado a cientos o miles de millones de egoísmos individuales de los que trabajan y/o que consumen, nos pueden llevar a la perdición colectiva.

De todos modos en países avanzados, preocupa el asunto. ¿Consecuencia de la preocupación? poca, y en un ámbito limitado. Mucha gente cree que hace lo que debe y que pertenece al mundo de los "buenos ciudadanos", por el hecho de reciclar cuidadosa y selectivamente los desechos que genera, en un contenedor de cada color. 

Estas nobles acciones (que permiten previamente a los poderes públicos usar pedagogías tipo “boy scout” cuya utilidad real es, en parte, tranquilizar la mala conciencia de la población y en parte también, culpabilizarla) pueden prolongar el fatídico horizonte de irreversibilidad dos, tres -o cinco- años más, si se quiere; pero no habrá salvación si no se produce próximamente un enérgico cambio de actitud en la mayor parte de la población mundial; contra antes mejor y hablando con hechos, es decir, usando mucha menos energía primaria y final y procurando contaminar mucho menos.

Me pregunto si será posible este cambio radical, tanto conceptual como de conductas efectivas, de la mayor parte de los habitantes de este Mundo, para "volver a tomar los mandos de la Nave". Lo siento pero... me temo que de momento, no.

Una buena parte del gasto energético de la población y su correspondiente contaminación aérea y acuática se producen por la evolución de nuestro sistema económico, que ha derivado –no por casualidad, sino por la cuidadosa evolución de su diseño- hacia altos niveles de centralización política, económica y energética. 

Sería interesante conocer investigaciones al respecto. De momento apuntamos que si suponemos que un español “consumió” en 2010 energía primaria equivalente a 2,82 TEP’s (5) (Toneladas Equivalentes de Petróleo), la mayor parte -por hipótesis 2 TEP's- habrán sido consecuencia directa del sistema económico en que estamos (y por lo tanto, no habrán dependido directamente de sus opciones personales); y 0,82 TEP’s habrán dependido, en mayor o menor medida, de sus elecciones individuales. 

Si alguien me demuestra que los porcentajes son 50%/50% o proporciones parecidas, en el fondo dará lo mismo. Entonces habría una mitad de consumo energético que no depende de la elección individual y otra mitad que depende del sistema económico en el que estamos.

Por lo tanto, si estas hipótesis fuesen correctas, una parte significativa del gasto energético y del nivel de contaminación no dependería de las elecciones individuales y conscientes de la población.(6)

Pienso que las anteriores explicaciones sitúan mejor el contexto en el que se escribió el documento citado (que queda 20 años atrás) pero pienso que filosóficamente todavía está más vigente, pues la situación energética y medioambiental no ha dejado de agravarse, y las normas acordadas en el seno de la O.N.U. para limitar la contaminación, ni de lejos acaban de funcionar.

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NOTAS



(1) USA consume 16.000 kw/h per cápita anualmente, y España consume 7.000 kw/h. per cápita. El ratio es 2,3. Sin ser España ningún ejemplo de ahorro energético, la capacidad diferencial de consumo energético de USA -y Canadá, con cifras similares- es tremenda. USA y España tienen similar "índice de desarrollo humano", métrica desarrollada por la O.N.U.: 0,951 y 0,949, respectivamente. Ver el resumen de las posiciones de Carmen Orozco, de la Universidad de Burgos, en el siguiente documento: http://www.dicyt.com/noticias/eeuu-duplica-el-consumo-energetico-de-espana-per-capita-a-pesar-de-un-desarrollo-humano-similar


(2) Ver por ejemplo: El País: "Obama y el cambio climático", 27-06-13:

http://elpais.com/elpais/2013/06/26/opinion/1372272364_976614.html, donde se relata que Obama se autoimpuso deberes "ambiciosos pero faltos de concreción". El objetivo que se desprende de su proyecto (sin calendario preciso) es "lograr que en 2020 se reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero del 17% respecto de las cifras de 2005".  "Para ello se ha comprometido a concertar con las otras tres grandes potencias contaminantes -China, India y Brasil- acuerdos para lograr que asuman los mismos objetivos". (...). El protocolo de Kioto es el instrumento acordado y Obama no se ha atrevido a firmarlo". [En 2015 Obama quiere reescribir la historia de su presidencia con medidas pro-ambientales, sólo unos meses antes de dejar la Casa Blanca. Debe ser el trade-off entre "el deber personal" y el "poder político" del que aún goza, que ya es casi nulo].

(3) “[La] reducción de la demanda de energía se considera desde muchos ámbitos como la clave para alcanzar los acuerdos internacionales en materia de reducción de emisiones de CO2, tanto a nivel global, en el marco de los acuerdos de Naciones Unidas, como a nivel europeo con las recientes directivas de control de emisiones de CO2.”

 “El Gobierno español ha asumido ambiciosos objetivos para mitigar emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), que sin embargo no se han visto reflejados hasta el momento en la realidad: las emisiones en 2008 superan en un 40% a las de 1990, frente al objetivo establecido del 15%.”
Ver: Mendiluce, M. y Linares, P.: “Análisis de la evolución de la intensidad energética en España”, pg. 6. 

(4) Un documento del Instituto de Diversificación y Ahorro Energético Español (IDAE), explicaba sobre datos de 2008 al principio de la presente crisis (31-12-2009) los descensos producidos en sentido absoluto y relativo por la entonces naciente crisis. Ver: 


(5) La demanda de energía primaria (no de energía final) en España fue en 2010 de 130,22 MTEP; la población censada a 1-1-2011 ascendió a 46.152.925 habitantes. Dado que la demanda en España fue en 2001 de 134,6 MTEP, en estos 10 años el consumo total de energía se ha estancado y el consumo per cápita ha mejorado, dada la menor población existente en 2001. Ver pg. 211 de la siguiente fuente, una buena colección de descripción de la situación energética y de contaminación mundial y de datos estadísticos que actualmente ya resultan algo desfasados (aproximadamente 2002): 


(6) Sin que se cuestione de forma profunda ningún cambio de sistema que provoque modificaciones notables en el uso de la energía por parte de los consumidores, ver la interesante entrada de Pedro Linares en su blog: "El consumidor ¿inocente o culpable?" (sobre la posibilidad de cambiar aspectos fundamentales de nuestro modelo energético mediante la acción ciudadana): 




lunes, 28 de julio de 2014

012 * "El Barça actual: Indicios de su visión estratégica y capacidad negociadora". 07-2014

Joaquim-Andreu Monzón Graupera

Índice de esta entrada, publicada el 28 de julio de 2014 y revisada el 4 de agosto del mismo año:

0. Por qué escribir sobre un gran equipo de fútbol como organización.

1. Planteamiento del problema-Barça.

2. Messi como Agujero Negro del Barça.

3. El quinteto liquidado. 

4. Errores en traspasos, del/al Barça, externos al efecto Messi.

5. Cambios en la estrategia ganadora del Barça.

6. Una víctima clara: la credibilidad de Roura.

7. A menos estrategia exhibida, más capacidad necesaria de negociación: ¿es el caso Mathieu, un buen ejemplo de esta exigencia?

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La versión revisada, puede consultarse en el siguiente enlace:

012.    http://bit.ly/2oRu15O

jueves, 17 de julio de 2014

002 * "Factores de fracaso en la creación de empresas". 07-2014

Joaquim-Andreu Monzón Graupera

Universitat de Barcelona [i]

“El fracaso tiene mil excusas; el éxito no requiere explicación” [ii]

 1. REFLEXIONES INICIALES

En general, el emprendedor fracasa si no consigue claramente los objetivos que perseguía cuando creó o adquirió la empresa. No obstante, el peor denotativo del fracaso del emprendedor es el cierre necesario del negocio.

Un motivo seguro de fracaso objetivo es que un negocio vaya a la quiebra. La pregunta entonces deberá trasladarse a las causas de la quiebra. Según Dun & Bradstreet[iii] las quiebras son responsables solamente del 10% de los fracasos. El 90% restante está asociado a la falta de éxito del negocio, o a la imposibilidad de obtener el nivel de rentabilidad y beneficios que exigía el emprendedor; o simplemente el volumen de trabajo exigido por la nueva función de emprendedor, era mucho mayor del esperado [iv].

Por tanto, hay un buen porcentaje de fracasos que se califican así por razones subjetivas, muchas de ellas ligadas a la autoexigencia del emprendedor, o a su falta de capacidad para llevar adelante el proyecto.

También según información estadística de Dun & Bradstreet (1999) basada en datos norteamericanos, el 88,7% de los fracasos se deben a errores de gestión.

Algunos de los principales errores de gestión que conducen a los fracasos de empresas son: crear empresas por razones erróneas; la presión de la familia, la presión de la falta de tiempo y las dificultades financieras; la falta de sensibilización del mercado, la falta de responsabilidad financiera y la falta de un enfoque claro.

Según Dun & Bradstreet, las razones del 97% de los fracasos de los negocios radicaron en las debilidades humanas de los directores propietarios de dichos negocios. 

Posiblemente en los últimos años el entorno empresarial es tan turbulento -e incluso hostil- que muchos fracasos se producen, a pesar de las magníficas condiciones personales de los emprendedores afectados: cambios bruscos del entorno, de la tecnología, de la demanda, con los consabidos cambios en los gustos de los consumidores, etc.

D & B afirma que empresas norteamericanas con menos de 20 empleados solamente tienen un 37% de probabilidad de supervivencia más allá de 4 años desde su creación, y solamente un 9% de probabilidad de alcanzar una antigüedad de 10 años.

Cada uno de los factores de fracaso que se mencionan a continuación no pueden ser reglas, puesto que todos los factores citados pueden tener excepciones. Es probable que el fracaso se origine en la combinación de varios factores actuando conjuntamente, aunque algunas veces uno solo de estos factores puede ser determinante. 

Como en toda obra humana, el balance global del éxito o fracaso solamente puede establecerse a posteriori. Aquí nos centraremos en una visión a priori que puede ser usada para la prevención de comportamientos que, en conjunto, son indicios de fracaso seguro; por separado e individualmente, cada uno de ellos podría ser fatal para la buena marcha del correspondiente proyecto. 

 2.  FACTORES PERSONALES DEL FRACASO EMPRESARIAL

Sin ningún ánimo de ser exhaustivos ni de jerarquizar importancias, agruparemos en los siguientes apartados los factores de fracaso: los dos primeros (A y B), están ligados especialmente a temas más personales y C) y D) se refieren a aspectos más profesionales y técnicos, pero muchos de ellos están también relacionados con la personalidad y al carácter del emprendedor:

A) Carencias personales del empresario.

B) Errores en el planteamiento del negocio.

C) Errores en el diseño o la implantación de la estrategia.

D) Errores en la comercialización del producto o servicio.[v]

A) Factores de fracaso relacionados con las carencias personales del empresario

1.  Si existe una experiencia insuficiente en creación de empresas, o como mínimo en gestión. Es muy difícil que el emprendedor que está viviendo intensamente un proceso de este tipo, tenga a su alcance respuestas razonables a cada una de las múltiples preguntas o interrogantes que se le plantearán. Haber pasado ya por un proceso de este tipo, incluso fracasando, proporciona una valiosa experiencia que permitirá ahora orillar los riesgos más significativos. Además, dejarse asesorar por consultores sensatos capacitados y honestos, sería una buena forma de facilitar la continuación del proyecto.

2. Si no se poseen las condiciones naturales mínimas para ser empresario: carácter, empuje, liderazgo, capacidad organizativa, resiliencia, actitud proactiva, etc.

3. Si las condiciones mencionadas no son malas pero sí mediocres, un factor de agravamiento radicará en la ausencia de convencimiento de que se pueden suplir algunas carencias de cualidades con mucho trabajo, chorros de humildad y un buen equipo de colaboradores. A veces la suerte también es determinante.

4.  Si no se está preparado psíquicamente para asumir las obligaciones, incertidumbres y riesgos de la vida de empresario. La catarata de problemas puede superar a cualquiera que no esté acostumbrado a trabajar bajo presión o que no posea el carácter necesario.

5.  Si el emprendedor proyecta y empieza el negocio asociándose con otras personas, cuando en realidad es alguien negado para las relaciones humanas y la negociación.

6.  Si no entiende que su trabajo no podrá tener horarios y deberá estar en condiciones de procesar un gran volumen de información para filtrarla y orientarla en la valoración de las oportunidades y mejoras del negocio.

7.  Si ha tenido la suerte de heredar la empresa, no es un emprendedor por iniciativa propia. No obstante podría hacer "de la necesidad virtud" y darle el mismo valor que si se tratara de una construcción propia y su obra personal. El factor motivador "logro" (achievement, David C. McClelland) es muy importante para cualquier emprendedor[vi] y su cumplimiento con éxito puede ser factor determinante para decantar las aguas hacia la vertiente del éxito o la del fracaso.

8.  Si confía demasiado en determinados empleados para descargarse la responsabilidad de la gestión e incluso el control del negocio. Esta actitud puede hundir a cualquier empresario inexperto. Piénsese en el futbolista famoso como ejemplo anecdótico de un profesional de éxito en su campo, que aspira a ser empresario, simplemente porque acumula dinero; pero muchas veces acaba siendo solamente el capitalista de un negocio, del que se aprovechan arribistas sin escrúpulos y en muchas ocasiones pierde su capital.

9.  El factor anterior tiene su lectura en contrario, como casi todos. El hecho de confiar poco o nada en empleados que objetivamente están muy calificados para que ayuden a ampliar y hacer crecer el negocio, aburre a dichos empleados si son profesionales honrados y cualificados que entonces rápidamente entienden que su camino no pasa por ayudar a ese emprendedor. Si su objetivo es conseguir grandes metas y no simplemente vegetar, y, si a la vez no tiene capacidad para confiar en otras personas, probablemente no logrará su objetivo; es decir, fracasará. 

10. Dicho de otra manera: si por sistema un empresario no confía nada en los demás, en el fondo lo que sucede es que tal vez no confía en su propia capacidad para elegir, liderar, dirigir y controlar a sus colaboradores. En otras palabras: alguien puede suponer que es empresario porque emprendió un negocio, pero realmente no sabrá dirigirlo hacia la expansión y el éxito si no se apoya en un equipo humano capacitado y, caso de que lo haga, si no confía en él.

11.  Si no tiene capacidad para manifestar empatía significa que no sabe ponerse en el lugar de los demás. El emprendedor que actúa sin empatía se predispone a humillar a los empleados, si no actúan como habrían de actuar, y para ahuyentar a los clientes si no compran, cuando deberían comprar. El emprendedor debe exhibir gran tacto, discreción y paciencia, como precondiciones al ejercicio del liderazgo.

12. El liderazgo personal del candidato a emprendedor puede demostrarse también en el plano financiero convenciendo a la familia y las amistades para que aporten dinero al negocio. Es de gran ayuda tener una base financiera mínima y con condiciones generosas, al menos durante los momentos críticos de inicio y consolidación. Los bancos no colaboran demasiado al principio, es decir, en ocasión del acto de creación de la empresa. Por otra parte, hay alternativas como las start-up, cuyo estudio merece un capítulo aparte.

13.  Si el nuevo empresario no consigue el soporte entusiasta de su familia y no renueva periódicamente dicho apoyo durante el difícil tránsito de los primeros años, tienen poco porvenir como emprendedor de éxito. En todo caso, siempre ha de valorar qué resulta menos doloroso para él: si fracasar como empresario, o bien como persona.

B) Factores de fracaso asociados al planteamiento del negocio

1. Si desprecia la posibilidad de aprender previamente el oficio de empresario asumiendo el modesto papel de franquiciado en una cadena de franquicia. Estar unos años asociado a una franquicia, es como seguir un curso práctico, barato y acelerado de gestión empresarial (no es un curso de creación de empresas; pero se aprende a tener humildad y a desplegar capacidad de gestión).

2. Si fija sus propios objetivos, comparándolos y relacionándolos con los resultados obtenidos por otros empresarios conocidos y no en relación a uno mismo. En creación de empresas el "efecto demostración" y el "efecto emulación" pueden ser nefastos, si desenfocan la correlación entre las modestas posibilidades reales y las ambiciosas aspiraciones del nuevo empresario.

3. En línea con el anterior punto: es una fuente de fracaso no entender que es mejor empezar el negocio en un garaje y acabar en un castillo, que empezar en un castillo y acabar en un garaje. Tiene poco futuro como empresario aquél que no acepta "empezar desde abajo" -como acostumbran a aconsejar las madres conservadoras a los aspirantes a empresarios- que está aquejado del síndrome de los "hijosdalgo".[vii]

4. Si el empresario novel quiere empezar el negocio "a lo grande" sin que le acompañe una dotación proporcional de recursos financieros; y en el caso de que pueda disponer de ellos, si sobredimensiona la inversión inicial, corriendo al principio riesgos innecesarios. Es decir: resulta nefasto a los ojos de terceros expertos, el intento de montaje de un "castillo" comprando todos los medios de producción y/o distribución y -por tanto- comprometiendo muchos recursos. Cuando se redacta el "Plan de Empresa" debe quedar claro que un enfoque realista consiste en comenzar poco a poco e ir ampliando; dicha estrategia se pone en práctica empezando por alquilar el local e instalaciones y variabilizando los costes al máximo, como medios para superar la falta de capital y para respetar la necesidad de flexibilidad.

5. Si se confecciona un Plan de Empresa orientado claramente a vender ideas en las que no cree ni el mismo nuevo empresario, utilizando solamente dicho plan como "trampa" para convencer a incautos. El Plan de Empresa no solo ha de ser sincero y realista; también ha de parecerlo; y se debe poder explicar con brevedad.[viii]

6. Además el Plan de Empresa debe contemplar la previsión detallada de las formas de superación de los cuellos de botella y de las crisis, en caso de que aparezcan ambas disfunciones. El Plan de Empresa (que ha de ser apto para la petición y obtención de financiación) debe contemplar un amplio apartado con los riesgos previsibles y con las medidas "pre-pensadas" (planes contingentes) para hacer frente a aquéllos. Este apartado informativo predispone favorablemente al inversor (empresa de capital riesgo, inversor privado, etc.). A los inversores potenciales no se les puede enviar peor señal que la carencia de planes para hacer frente a situaciones de crisis o de malos momentos.

7. La cifra planificada de ingresos -y especialmente los cobros de dichos ingresos, porque no debe confundirse la facturación con las entradas en la tesorería- se constituyen como métricas clave durante los primeros años. No lo es tanto el porcentaje de margen sobre ventas ni la rentabilidad del capital. Si no se gana dinero, al menos debe reunirse liquidez suficiente para poder pagar las facturas. Es típico que un nuevo negocio pierda dinero durante los dos o tres primeros años...

8.  Sería preciso que el plan de tesorería del Plan de Empresa contemple la posibilidad de que la empresa sobreviva, en el peor de los casos, prácticamente sin ingresos y con fuertes gastos como mínimo durante un año. Es bueno prever siempre lo peor a corto plazo para poder ser optimista a largo plazo.

9. Y por último, algunos fallos garrafales que pueden y deben evitarse con una formación previa adecuada al nuevo rol de emprendedor: así como “es de necio confundir valor y precio”, también lo es “confundir la facturación con los beneficios”. Seguramente a eso último alude indirectamente Lefcovich cuando indica que una de las causas personales del fracaso empresarial es: “Sacar del negocio mucho dinero para gastos personales. Gastando a cuenta, o bien sobreutilizando los ingresos generados en momentos de bonanza, la falta de ahorro y la fijación de un coste de oportunidad para si mismo superior a lo realmente factible, lleva ineludiblemente a la empresa a su destrucción”.

10. Por otra parte, paradójicamente un factor de fracaso, puede estar asociado a un crecimiento excesivo[ix]. Cambios continuos y positivos de tamaño tanto de ventas como de activos, probablemente serán factores de desorden y de ineficiencia notables. El aparente éxito oculta los problemas de fondo. Cuando emergen con energía a la superficie, difícilmente el crecimiento frenará la descomposición de la empresa. Si la empresa tiene varios socios y si uno de ellos asume el papel de emprendedor, aparte de tener que enfrentar graves problemas de agencia, las distintas preferencias ante el fenómeno del crecimiento y las tensiones que se van a producir, arruinarán la trayectoria de la empresa y probablemente conducirán a su cierre.

A pesar de haber indicado que solamente se mencionarán aquí factores personales de fracaso, acto seguido comentaremos algunas posibles causas de fracaso de un carácter más técnico, pero que están muy asociadas al carácter y personalidad del emprendedor; y dejaremos la profundización sobre estos factores técnicos para otra ocasión.

C) Factores de fracaso asociados al diseño y la implantación de la estrategia

1. Si la empresa se inicia a contra-ciclo económico, es decir, en plena fase de depresión del ciclo económico. Ahora bien: hay quien sostiene la teoría de que el empresario se curte en la adversidad; y si sobrevive a una crisis y una depresión, se admite que el seguimiento posterior de la estela de un ciclo económico de crecimiento equivale a prosperar rápidamente.

2. Hay negocios en que lo mejor que puede hacer el empresario es entrar en ellos sin conocer ni la tecnología ni los usos y costumbres del sector (lo que a veces se denomina la insolencia naïf del innovador); en otros, hace falta entrar después de haber trabajado en el mismo sector, para adquirir experiencia técnica e información. En general es altamente recomendable el aprendizaje durante unos años, de manera expresa y consciente como empleado en un sector en el que se quiere entrar como empresario.

3. Es un mal asunto que la empresa empiece sus actividades sin haber definido y conseguido previamente una ventaja competitiva clara; por ejemplo, como punto de referencia sólido: un proveedor exclusivo; un cliente que garantiza pedidos; un buen producto que promete; un socio que domina la tecnología del factor clave del éxito...

4. A pesar de lo afirmado en un punto anterior, también debe reconocerse que hay negocios rentables que requieren de un gran capital inicial y de una masa crítica mínima de recursos para que puedan gozar de una estructura y dimensión adecuadas. Esto acostumbra a ser una exigencia ineludible para crear empresas en sectores maduros, en competencia con otras empresas grandes ya establecidas. El problema es estratégico: ¿conviene competir con empresas ya establecidas usando sus mismas armas?; por el contrario: ¿tiene posibilidad de éxito un negocio que va a competir en un sector maduro con empresas consolidadas, variando radicalmente el know-how dominante en el sector?

5. En general, es un factor de fracaso el hecho de basar el negocio en sectores muy maduros o en decadencia. Ahora bien: los negocios de nuevas tecnologías son también muy peligrosos (los productos y las capacidades necesarias a veces se renuevan fulminantemente, ante la impotencia del empresario novato que acaba de invertir largamente en la tecnología anterior, rápidamente obsolescente).

D) Factores de fracaso asociados a errores en la comercialización del producto o servicio

Si el emprendedor se olvida de efectuar un estudio del mercado potencial, aunque sea de carácter artesanal; olvido que, combinado con la creencia ciega en las positivas opiniones de la familia y de los amigos sobre el producto o servicio de la nueva empresa, muchas veces resultará letal. ... (Todos quieren ayudar tanto... ; y son tan considerados...).

Si no se entienden o no se valoran suficientemente todos o algunos de los siguientes factores de éxito del producto o servicio de la empresa:

a.  El producto o servicio ha de tener una significativa ventaja que lo diferencie de los competidores. Lefcovich lo dice de otro modo: si el producto ofrecido no tiene una diferenciación oportuna o si no está enfocado a un tipo determinado de cliente.[x]

b.  Además esta ventaja significativa ha de ser apreciada y valorada; y los clientes deben estar dispuestos a pagar por ella, y no sólo la primera vez; y no sólo respondiendo a una encuesta de tanteo...

c. El producto debe contar con un mercado atractivo con un tamaño mínimo que si no es asegurado, al menos que sea probable, tras un sólido estudio.
d.  Siempre deben entenderse las verdaderas necesidades de los usuarios y el proceso de cambio que presentan.

e. La empresa debe tener una clara orientación al mercado (y no solo “de boquilla” as is usual) incluso entre los técnicos de la empresa más convencidos de su propia excelencia científica.[xi]

f. Las necesidades y exigencias del producto deben ser sinérgicas con las capacidades tecnológicas y de mercado de la empresa.

g. Hay que dedicar un gran esfuerzo al lanzamiento del producto. La suposición de que los clientes buscarán el producto donde esté, es un grave error en la mayor parte de los casos.

h. El creador de la empresa ha de dar soporte técnico en todo momento al producto o servicio; a la par, debe aprender continuamente para poder realizar las variaciones oportunas.

i. Creer que los errores básicos de calidad y de diseño se pueden disimular o superar realizando una publicidad de carácter intensivo. Lo cierto es lo contrario: contra más clientes prueben un mal producto y –por desgracia- conozcan sus defectos, más rápido se hundirá la empresa. Tal vez es mejor permanecer en silencio mientras se corrigen los problemas y simultáneamente se van solucionando los inconvenientes manifestados por los clientes que se quejaron.

 3. REFLEXIONES FINALES 

La actividad de creación de empresas comporta un alto riesgo que no solo afecta al patrimonio del emprendedor; también puede minar su salud.

No existen reglas definitivas ni mágicas. En un contexto concretom una regla puede ser valiosa; y en otro, puede constituirse en una recomendación impracticable o bien meramente secundaria.

La suerte es importante, pero hay personas que están más predispuestas a encontrarla; y otras -por contra- están muy poco predispuestas; no por fatalismo aplicado, sino por condiciones personales.

Por tanto, las características mínimas personales de los empresarios deben estar adornadas de cualidades favorables a la emprendeduría como: un cierto liderazgo carismático, capacidad de decisión, capacidad para el proceso y la solución simultánea de varios problemas, perseverancia, fortaleza de carácter, empatía, conocimiento suficiente del sector y dosis muy altas de realismo y sensatez.

Sin estas características positivas y si no se evitan otras negativas ya mencionadas a lo largo de esta entrada, posiblemente también se pueda triunfar creando una o varias empresas, pero convendrá conmigo el lector que resultará mucho más difícil.



NOTAS

[i] Este trabajo se basa en una actualización de los contenidos de dos conferencias: “Factors de fracàs en la creació d’Empreses”. Liceu Nova Empresa, Mataró. 31 de mayo 1996; y “Factores de fracaso en la creación de Empresas”. ESMA, Barcelona. Junio de 1998. El autor agradece profundamente las sugerencias y mejoras recibidas durante el debate respectivo posterior, que ha procurado tener siempre en cuenta. La actualización se ha desarrollado estudiando los fracasos preferiblemente en su componente personal, evitando profundizar en exceso en las causas técnicas de éstos, para no extendernos demasiado redactando la presente entrada.

[ii] Tomado de: Cornejo, Miguel Á.: “El ser excelente”. EBooks Patagonia. 2011. Cap. I. http://bit.ly/1mpZXKd

[iii] Dun & Bradstreet (1979) The Business Failure Record, D & B. New York.

[iv] Saied, A.: “No deje hundir su negocio fácilmente”. Prensa.com. Panamá, 29 de enero 2006. 

[v] El consultor argentino Mauricio L. Lefcovich ha sintetizado en una breve, densa e interesante nota: “Las pequeñas empresas y las causas de sus fracasos” hasta 41 causas de fracaso empresarial en la PYME, la mayor parte de ellas de carácter técnico, pero varias son de carácter personal, como las que desarrollamos preferentemente en el presente trabajo. Por ejemplo, Lefcovich indica: “tener expectativas poco realistas, dejarse absorber por las actividades agradables, no conocerse a sí mismo, mala actitud, nepotismo, sacar del negocio mucho dinero para gastos personales, resistencia al cambio, incapacidad para consultar…” etc. Consideramos muy interesante la lectura atenta de la breve nota de M. L. Lefcovich. Consultar: http://bit.ly/2cMb8O5

[vi] Sagie, A. & Elizur, D.: Achievement motive and entreprenurial decision: a structural analysis. En: “Journal of Organizational Behaviour”. Vol. 20. Issue 3, may 1999, p. 375-387.


[vii] Es muy interesante el reciente artículo-entrevista “Qui perd els orígens, perd la identitat” de Jordi Planas, aparecido en el Diari “Ara” (13 de julio 2014). En él se explica el caso de éxito “Casa Ametller” . Actualmente la cara visible del negocio es una red de 76 tiendas de productos naturales del campo, repartidas por Catalunya, con una integración vertical ascendente (la parte más invisible, pero importantísima) controlando directamente casi todos los procesos productivos agrícolas y logísticos. Josep Ametller y su hermano Jordi, proceden de una saga de agricultores y han demostrado sobradamente que se puede conservar y acrecentar el valor acercándose al cliente, diferenciando radicalmente la oferta para respetar sus preferencias (producto fresco, natural, de calidad, etc.). Tal vez la estrategia de integración vertical real ha sido de tipo descendente, pues el verdadero problema a resolver por esta saga de agricultores era la comercialización de los productos naturales producidos reteniendo el máximo valor posible en sus propias manos de productores, tema recurrente en agricultura y ganadería. En 13 años han llegado a facturar más de 80 millones de euros anuales y proporcionan trabajo a 1.000 empleados. Josep hasta los 27 años no había sido empresario, sino trabajador por cuenta ajena (posiblemente apartado de la agricultura ante la predominante idea general de que esa rama económica no tenía futuro). Josep es altamente prudente y, aunque tenía muchas ganas de hacer crecer con rapidez el negocio, también tenía claro que había de progresar paso a paso y sin grandes pretensiones. Según él “es un error empezar una actividad con un presupuesto ilimitado". De hecho, el crecimiento logrado por Casa Ametller, de 2001 a 2013, ha resultado ser -en ingresos- de un 30% anual en promedio (evolución aparentemente no muy grande para un negocio en crecimiento, pero que resulta demoledor tras un largo período de 13 años: significa multiplicar por 30 los ingresos iniciales). También es importante indicar que el crecimiento se ha autofinanciado, reinvirtiendo todos los beneficios en la empresa. Consultar: http://bit.ly/1mSPYN5

[viii] Suttle, R.: “Las principales razones por las que las empresas fracasan” Ver: http://bit.ly/1jvSDNv Una de las que cita es la “pobreza del Plan de Negocio”.

[ix] Ver: Suttle, op. cit.: “crecimiento de sobra”.

[x] Lefcovich escribe, para describir esta causa de fracaso (el error consistente en no diferenciar el producto para un tipo específico de cliente): “Falta de enfoque. La ausencia o escaso nivel de enfoque constituye una de las principales causas de fracasos. Querer serlo todo para todos, es algo insostenible en el tiempo." 

[xi] Véase el artículo citado conteniendo la entrevista a Josep Ametller. "Casa Ametller" mantiene una clara orientación al cliente porque se esforzó en comprender lo que éste realmente quería y adivinó las tendencias en la evolución de dicha voluntad.