martes, 12 de mayo de 2015

171 * #CasoPráctico "Losawe" (decisión de inversión con racionamiento de capital, hipótesis de certeza) #CasoPrácticoEEC

Joaquim-Andreu Monzón Graupera

Universitat de Barcelona

El enunciado de este caso puede encontrarse aquí:

171. a.    http://bit.ly/2qnyLES


Y la resolución, en el enlace que sigue:

171. b.    http://bit.ly/2p3PwRB
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COMENTARIO:


En el análisis y valoración de proyectos de inversión, normalmente el interés radica en dilucidar, dado un criterio de decisión, cuál es el proyecto más adecuado si hay varios entre los que escoger (en el caso de que técnicamente sean incompatibles entre sí); y si hay un solo proyecto que deba valorarse, conviene saber si merece ser abordado o no.

El caso práctico que publico en esta entrada (Losawe) pertenece al ámbito de la evaluación de proyectos de inversión en contexto de certeza, y con hipótesis de restricción del capital disponible, lo que obliga a asumir la posibilidad de que uno o varios de los proyectos analizados, aunque técnicamente sean compatibles, financieramente no lo sean porque no se pueden abordar todos simultáneamente a causa de la falta de fondos suficientes, aunque se reconozca que todos ellos resultan convenientes (VAN > 0).

En este caso práctico no resulta necesaria la determinación del mejor entre varios proyectos de inversión (concretamente, cuatro); se observará que todos ellos pasarían la exigencia de la rentabilidad mínima anual. 

El problema real consiste en la necesidad de priorizar y -si es necesario- fraccionar las inversiones de uno o de varios proyectos, hasta lograr el consumo de todo el presupuesto de capital. 

Obviamente asumir la fraccionabilidad de los proyectos exige que sea técnicamente posible. Casi todas las inversiones financieras son fraccionables; pero pocas inversiones de carácter industrial o comercial lo son: muchas veces lo impiden problemas técnicos, problemas de costes asociados al tamaño (o escala) de la inversión o dificultades ligadas a la misma demanda del mercado.

Utilizando el algoritmo SIMPLEX de programación lineal, en estos casos el problema consiste en saber si en la solución óptima se puede aceptar la realización de un proyecto de inversión íntegramente o parcialmente (si posee el atributo de la fraccionabilidad); y/o si un proyecto -o más de uno- es (son) mucho mejor(es) que los demás (por lo que podría(n) gozar, de ser técnicamente posible, del atributo de la repetitividad).

Recuerdo que redacté el enunciado de este caso a partir de una situación práctica apuntada pero sin resolver, tomada del breve y didáctico opúsculo de Jean-Marie Agostini: "Le choix des investissements. Programation mathematique", editado por Dunod, París, en 1972.

El caso se titula Losawe como homenaje a los primeros autores norteamericanos (Lorie & Savage y Weintgarner) que desde finales de los años '50 hasta finales de los '70, empezaron a publicar artículos sobre programación matemática aplicable al análisis de inversiones en condiciones de restricción de capital y respetando a la vez la hipótesis ambiental de certeza.

Todos conocemos que dicha hipótesis no es realista; pero sabemos que asumir simultáneamente la aplicación de la programación matemática -entera o no- las restricciones de capital y además una hipótesis ambiental de riesgo o de incertidumbre, podría calificarse como un escenario investigador demasiado complicado.
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En la resolución de este caso hay poca gramática. Se solucionó integramente a mano, tabla a tabla del método simplex. La gramática que hay se reservó para explicar detalladamente, al final del caso, el significado económico de los conceptos que aparecían, como son: los rendimientos marginales; las variables de holgura de los recursos (slack variables) y las variables determinantes del nivel de realización de cada uno de los proyectos de inversión. 

Los profesores que en algún momento de su vida profesional han tenido la responsabilidad de explicar programación matemática aplicada a problemas de decisión económica, saben perfectamente que existen tres fases claramente diferenciadas, a la hora de abordar la resolución e interpretación correcta de los resultados de este tipo de modelos:

1) El planteo del problema, que tiene un evidente contenido económico, pero debe conocerse claramente el significado de las restricciones y para qué sirve el modelo (y también para qué no sirve). Quien no sabe plantear correctamente un problema de este tipo ya no puede continuar resolviéndolo.

2) La resolución matemática tras su correcto planteamiento. O bien se opta por una solución artesanal y muy absorbente en horas dedicadas, o se decide usar un programa informático (si se dispone de él); el inconveniente de la utilización de un programa (o de una aplicación informática completa) es que la comodidad que ofrece no facilita el dominio real de las claves de la solución (si es que la tiene). Por desgracia forman parte de la black-box del programa. 

Por contra, la ventaja que aporta el uso de un programa es que la resolución se obtiene de forma enormemente rápida.

3) Tras la resolución queda la etapa final, la de interpretación económica de los resultados. En esta fase, más que el mero dominio del instrumento matemático, es necesario tener conocimientos y criterios económicos amplios y suficientes, los que son exigibles a un licenciado o graduado en Economía o en Empresa.

Ni que decir tiene que estos titulados deben desempeñarse con éxito tanto en el nivel 1 (planteamiento del problema) como en el nivel 3 (interpretación económica de los resultados). En un esquema de división del trabajo, como mínimo deberían ser solventes en ambos campos.
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Este caso y su resolución, se usaron durante algunos cursos en el currículo de la asignatura “Economía de la Empresa: Organización y Administración”, situada en el tercer curso de la Diplomatura en Ciencias Empresariales (E.U.E.E. de Sabadell, Universidad Autónoma de Barcelona).

lunes, 11 de mayo de 2015

170. #CasoPráctico "Daigualsa" (decisión de inversiones en situación de riesgo, uso del E(VAN)) #CasoPrácticoEEC

Joaquim-Andreu Monzón Graupera

Universitat de Barcelona


El caso que se presenta en esta entrada es notablemente más fácil que el asociado a la entrada anterior; es más de contenido metodológico que de contenido práctico.

Aquí se trata de reflexionar sobre el binomio rendimiento/riesgo, cuando el medidor que se usa (en este caso E(VAN)) solamente se enfoca al rendimiento.

Sin llegar al uso de la esperanza de Utilidad del VAN, sí que se reflexiona sobre los "trade-off" entre rendimiento y riesgo, cuando las alternativas de elección son muy parejas y "casi da igual" la elección entre una alternativa o la otra.

Lo cierto es que casi nunca da igual. Si el directivo es adverso al riesgo, entre dos VAN muy parecidos se escogerá la alternativa asociada a la dispersión más baja, medida por la desviación standard de VAN, que es tanto como decir que se escogerá según el coeficiente de variación de Pearson de la E(VAN).

Puede consultarse el enunciado y la solución -que para variar, son cortas- en los siguientes links:



sábado, 9 de mayo de 2015

169. #CasoPráctico "Dealbasa" (#decisión de #inversión en contexto de #riesgo, con E(VAN) y EU(VAN)) #CasoPrácticoEEC

Joaquim-Andreu Monzón Graupera

Universitat de Barcelona



El caso práctico Dealbasa se basó -con modificaciones y adaptaciones- en un caso práctico tomado de la traducción castellana de la obra de J. C. T. Mao "Quantitative Analysis of Financial Decisions" ("Análisis Financiero"), editada por Ed. el Ateneo, de Buenos Aires. La solución es del autor de este blog.

Se usó en la parte final del módulo de Evaluación de Proyectos de Inversión de la asignatura de tercer curso de la Diplomatura en Ciencias Empresariales de la U.A.B., denominada "Economía de la Empresa II (Organización y Administración".

El caso Dealbasa corresponde a la ilustración del análisis de inversiones en contexto asumido de riesgo, utilizando como modelo-base el Valor Actual Neto. Y, dado que se trata de una decisión con planteo secuencial en contexto de riesgo, como modelo de soporte, se usó el árbol de decisión.

Los casos de decisión en contexto de riesgo usualmente requieren el modelo esperanza matemática / varianza. En el horizonte del corto plazo, el modelo que normalmente se usa es el de la Esperanza Matemática del Beneficio y, si se desea introducir el grado de dispersión de tal variable aleatoria, el correspondiente Coeficiente de Variación de Pearson.

Como se trata de un análisis de proyecto de inversión (decisión estructural a largo plazo) el modelo-base que se usó es el de la Esperanza Matemática del Valor Actual Neto.

Debido a que el uso normal del modelo de la E(VAN) es tanto como asumir que el decisor es indiferente al riesgo (asunción poco creíble) se introdujo como criterio de control y por medio de una ecuación -que en la práctica primero debería validarse en la integridad de sus tramos con el sujeto decisor- la Esperanza Matemática de la Utilidad del V.A.N. [EU(VAN)], al objeto de recoger las distintas actitudes ante el riesgo de dicho sujeto (buscador de riesgo, indiferente al riesgo, evitador de riesgo) como reacción ante las distintas cantidades monetarias planteadas.

Para consultar el enunciado, puede oprimirse el enlace siguiente:

169. a.  https://db.tt/lj05uhHM

Y para ver la solución, puede consultarse aquí:



168 * #Ed_res_cit Edición de resúm. y citas de: #Fernández-Pirla, #Pérez-Goróstegui y #Segura: "Los objetivos de la empresa y su control por el mercado" (1988). Corr.

Joaquim-Andreu Monzón Graupera

Universitat de Barcelona

Dr. Michael C. Jensen. Fuente de la foto: http://bit.ly/2mpHHZ5

Como precedentes de este formato en el presente blog, dos publicaciones: una relativa a dos documentos de H. I. Ansoff (entrada 134.) y otra que se ocupó de sendos documentos de los profesores Serra-Ramoneda y E. Soldevilla (entrada 159.).

En ambas publicaciones se presentaron resúmenes y citas que pueden resultar de interés al lector concernido. 

En la presente entrada 168., damos a luz un documento parecido con respecto a un artículo de los profesores Fernández Pirla, Pérez Goróstegui y Segura: "Los objetivos de la empresa y su control por el mercado", publicado en la "Revista de Economía y Empresa" de enero-agosto de 1988.

Puede consultarse este documento de resumen a modo de reseña ampliada, clicando el siguiente enlace:


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COMENTARIO ADICIONAL:

Se recordará que las grandes corporaciones, según explicaron detalladamente entre otros E. Penrose (1962), R. Marris (1967) y J. K. Galbraith (1968) tenían un problema creciente de disociación de objetivos entre los que ostentaban los propietarios -los accionistas- (niveles de beneficios y/o niveles de dividendos) y los objetivos que realmente perseguían los ejecutivos de primer nivel (el crecimiento de las ventas y/o el crecimiento de los activos de su empresa)(1) 

Dichos objetivos directivos (orientación clara al crecimiento) indudablemente generaban beneficios y dividendos tal vez algo mayores pero de inferior nivel relativo, puesto que el grado de rentabilidad y el nivel de crecimiento tienden a ser magnitudes incompatibles cuando éste último empieza a ser trepidante.

En el marco de las reglas de juego del capitalismo maduro, el gran problema consistió pues, en lograr (como ahora se dice, mecánica y eufemísticamente) el alineamiento de los objetivos de los directivos, ajustándose a los de los accionistas.

El problema teórico comenzó a aclararse con la publicación de la "Teoría de la agencia" por Jensen y Meckling en 1976, teoría aludida por los autores del artículo que ahora se reseña. 

En el mundo de las grandes empresas hay principales (los propietarios); existen agentes (los directivos); hay una relación de agencia (entre ambos grupos); y un subsiguiente problema de agencia que debe ser resuelto mediante la fijación de los objetivos adecuados. Es un simple problema de señales y de motivación, pero de compleja resolución.

En abstracto la motivación podía ser represiva o creativa.

La motivación creativa pasaba por dejar que los directivos participaran del mismo marco de estímulos que los accionistas: participación en beneficios, entrega de acciones o entrega de opciones sobre acciones, para alinear a los directivos con el objetivo de la maximización del valor de mercado de las acciones de la empresa.

Como sucede en muchos órdenes de la vida, a esta solución no se llegó sin antes explorar la vía del conflicto hasta el límite.

Por tanto, la motivación represiva parece ser que es la que se usó mayoritariamente en primer lugar.

El fenómeno de la aparición de los tiburones en el mercado bursátil, ya empezó a finales de los '70 y a principios de los '80. Sujetos con amplia liquidez, una mentalidad de sheriff de frontera (por decirlo delicadamente) y con un alto sentido crítico sobre como debería ser gestionada determinada empresa cotizada, por ejemplo enfocando el problema sobre la diferencia entre los beneficios que lograba (y/o los dividendos que pagaba) en manos de sus directivos y lo que el tiburón interesado creyó que podría lograr, si se hiciera con su control.

Recuerdo perfectamente que un día de febrero de 1986 el precio del petróleo en el mercado de Rotterdam bajó a mínimos desde 1973 antes de la primera crisis del petróleo (algo más de 6 $ por barril) y después de haber ascendido a 40$ por barril, tras la crisis USA-Irán en 1978-79.

El valor de los activos de las compañías petroleras con gran posesión de reservas petrolíferas declaradas y/o potenciales, dependía especialmente de la cotización del barril de petróleo. Las reducciones del valor de los principales activos se trasladaban más que proporcionalmente a la reducción del valor de mercado de las acciones de las compañías petrolíferas con grandes reservas, ya que en un mundo real, por más que Modigliani & Miller pesaban como una losa en la ideología financiera dominante, los valoradores prácticos tendían -entonces y ahora- a restar el valor de las deudas al valor estimado de los activos, para poder hallar el valor de las acciones, que en esta circunstancia quedaba apalancado a la baja.

Por tanto, el valor de las acciones de muchas compañías petrolíferas en febrero-marzo de 1986 bajó a unos mínimos con pocos precedentes, dentro de una extraña manía cortoplacista que inunda muy frecuentemente los mercados financieros.

Ésta fue la gran ocasión que algunos tiburones esperaban (Goldsmidt, T. Boone Pickens -aún no jubilado-, etc.) que se lanzaron a controlar compañías petrolíferas de volumen medio como ARCO (Atlantic Richfield), por medio de un instrumento jurídico llamado O.P.A. (Oferta Pública de Adquisición de acciones).
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Con este instrumento se pacifica y ordena el proceso de compra masiva de acciones que habría de generar el tiburón para conseguir el poder, mediante un contrato, controlado y aireado por los reguladores bursátiles correspondientes, sustanciado en la promesa de compra de acciones; una oferta de compra a un precio bastante superior al de cotización (siendo la diferencia entre el precio de cotización y el precio ofrecido, el precio del poder).

Mediante la O.P.A. se pretende lograr, de forma condicional, el control sobre un número suficiente de acciones (tope mínimo que se declara a priori y que si no se logra, echa por tierra jurídicamente la operación) para defenestrar al equipo directivo y lograr el control efectivo de la compañía.

Si el tiburón logra su objetivo de compra de un mínimo de acciones que calcula le ofrecerá el control real y la posibilidad de echar a los directivos, y después de nombrar a un equipo gestor nuevo, pone en marcha su idea de maximización del valor, que puede pasar por una combinación del troceo y venta de filiales y/o activos (para monetizar grandes plusvalías), la cancelación de deudas o la asunción de otras nuevas y, en general, la orientación del negocio de otra manera; aquélla que le permita conseguir sus objetivos.

De ahí surgen, tras plantearse públicamente la O.P.A., inmediatas maniobras defensivas de los directivos (píldoras venenosas, caballeros blancos, etc.) para lograr su supervivencia al frente de la compañía. Y también los lamentos clásicos y los cantos de sirena del equipo rector, para que los accionistas "no sean traidores" si venden sus acciones al tiburón de turno, pues, según argumentan enfáticamente, la continuación del statu-quo les favorecerá mucho más. 

Ofertas directivas inesperadas de cambio de criterio de estrategia remunerativa a las acciones (que luego se cumplirían, o no) están en el argumento más clásico de estos momentos de zozobra en el duelo triangular de poder a poder, con entes pasivos (los accionistas) presenciando una brutal lucha entre el tiburón y los directivos. Normalmente detrás de la operación, está un banco de inversión asesorando al tiburón y otro banco de inversión para asesorar a los angustiados directivos.

Por tanto en las OPA's tenemos en danza a seis sujetos arquetípicos: 1) El regulador bursátil; 2) los accionistas; 3) el tiburón financiero; 4) el banco de inversión que asesora a éste; 5) los directivos; 6) el banco de inversión que asesora a éstos.

La conducta de tiburones profesionales fue luego copiada por las propias grandes corporaciones que vieron en el mecanismo de las O.P.A.'s un instrumento magnífico para hacerse con el control de otras compañías y ponerlas al servicio de su propia estrategia.
 
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Generalizando: como categoría teórica, podemos deducir que si una compañía tiene en Bolsa un valor bastante inferior al que podría tener, caso de ser aplicados criterios directivos al gusto de inversores más dinámicos y arriesgados, la probabilidad de recibir una O.P.A. es elevada. 

Si esto es así, los directivos saben que si se produce la OPA y triunfa, ellos irán a la calle. Por ello, la motivación represiva que padecen es clara: han de cambiar sus criterios y suavizar la brecha entre los resultados reales y los esperados, a causa de esta faceta implacable aportada por el nuevo mercado de empresas o, si se quiere, del nuevo mercado de la adquisición de poder efectivo sobre empresas.

A causa de tal motivación represiva, se han realineado los objetivos de los directivos, con respecto a los objetivos que persiguen los accionistas, en una variante expresiva más del quién paga, manda. Porque solo con presentaciones optimistas a los inversores y con relaciones públicas financieras, no se convence a los interesados financieros en la empresa, normalmente muy experimentados. Hay que ofrecer algo más: por ejemplo, realidades tangibles.

Pero no siempre son suficientes los mecanismos de motivación represiva. Por ello a la par han tenido que ponerse en práctica también mecanismos motivadores de tipo positivo o creativo, esencialmente basados en la participación en beneficios por parte de los directivos y/o la entrega a éstos de acciones, o de opciones sobre acciones (stock options), éste último un mecanismo brutal de motivación que ha ocasionado desmedidas ambiciones y actuaciones directivas muy arriesgadas, a veces con muy mal final.

Por último: téngase presente que la atmósfera en la que se ponen en práctica todas estas medidas no es de aire normal. La atmósfera es bastante irrespirable. Especialmente a causa de las asimetrías informativas que, desde siempre, son un gran juez de paz en el devenir directivo de muchas empresas; y más concretamente, en las que hay algún problema sustancial de agencia.

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(1) Una buena lectura para refrescar ideas, puede ser: Lozano, Belén: "Las fusiones de empresas: un enfoque contractual". Ediciones Universidad de Salamanca, 1999. pg. 30 y ss. Puede consultarse en Google Books.

martes, 5 de mayo de 2015

167. #CasoPráctico "ADR" ("Análisis de desviaciones de la rentabilidad") (análisis económico-financiero) #CasoPrácticoEEC #AEC

Joaquim-Andreu Monzón Graupera

Universitat de Barcelona

En la presente entrada 167. se aporta un documento que recoge el enunciado y la solución del caso mencionado en el título.

Corresponde a un método sencillo de análisis de desviaciones de la rentabilidad, que se aparta algo del Método de Dupont de Nemours en el que, como se recordará se escinde la rentabilidad en margen y rotación.

En este método, propuesto por el Dr. José María Fernández Pirla en una de sus obras clásicas, se efectúa el análisis de la desviación entre planificación y realidad de la rentabilidad anual, partiendo de dos factores: desviación por beneficios (desviación económica) y desviación por volumen de inversión (desviación técnica).

Dicho método es complementario del utilizado desde hace justamente un siglo por Dupont de Nemours, ya que enfocan aspectos distintos y puede colaborar a enriquecer el análisis de la rentabilidad.

Para consultar el documento mencionado, debe presionarse el enlace siguiente:



lunes, 4 de mayo de 2015

166. #CasoPráctico "Driver" (evaluación de proyectos de inversión) #CasoPrácticoEEC

Joaquim-Andreu Monzón Graupera

Universitat de Barcelona



El caso práctico de evaluación de proyectos de inversión denominado "Driver" fue usado por su autor (mi colega en la E.U.E.E. de Sabadell, el profesor F. Bellavista) para un examen de la asignatura "Economía de la Empresa I (Introducción)", del turno de la mañana de segundo curso de la Diplomatura en Ciencias Empresariales (yo me encargaba del turno de la tarde).


Dicho enunciado se publicó en la obra de F. Bellavista y J. A. Monzón: "Casos prácticos de inversión y financiación empresarial". E.U.E.E. Sabadell. U.A.B., 1ª ed. 1987 (D.L. B-35.786-1987).

Por mi parte, tiempo después, decidí abordar la resolución de este caso práctico y utilizarlo como recurso docente.

La metodología que usé para su resolución es consecuencia de una simplificación del planteo de evaluación de los Proyectos Agregados, cuya teoría desarrolló brillantemente en su Tesis Doctoral el Dr. J. Montllor i Serrats, actualmente Catedrático del Departamento de Economía de la Empresa de la U.A.B.

Simplificación, debido a que calculé el Valor Actual Neto del proyecto de Inversión (P.I) y el Valor Actual Neto del Proyecto de Financiación (P.F.), para hallar, por combinación, el Valor Actual Neto del Proyecto Agregado (P.A.). 

Se supone que ambos proyectos, P.I. y P.F. (por lógica indisolublemente unidos, ya que son las dos caras de la moneda empresarial, una expresión más de la dualidad económica) pueden añadir valor a la empresa, y no solamente el proyecto de inversión. 

Coherente con su idea básica del crecimiento empresarial mediante la reinversión sistemática de los flujos liberados por los proyectos, en sus investigaciones el Dr. Montllor no trabajó con el modelo VAN sino con el VFN (Valor Final Neto), lo que le obligó a aportar hipótesis sobre las tasas de reinversión de los flujos positivos anuales netos del Proyecto Agregado, hasta el final de su vida útil previsible.

Un artículo básico para comprender la metodología asociada es: Montllor, J.: "Un modelo determinista de proyectos agregados de inversión-financiación: el valor final neto”. Revista "Económicas y Empresariales". U.N.E.D. Nº 9, 1978, pg. 152-163.

En Internet puede consultarse uno de sus trabajos teóricos sobre Proyectos Agregados: 

ftp://ftp.funep.es/InvEcon/paperArchive/Ene1986/v10i1a6.pdf

Aquí el Dr. Montllor estudió el análisis de sensibilidad del Valor Final Neto del Proyecto Agregado. En el ámbito determinista, ésta podría considerarse una investigación de culminación sobre el tema, porque el análisis de sensibilidad cierra el proceso de evaluación de proyectos.

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Pueden consultarse el enunciado del caso Driver y la resolución que efectué, por medio de los siguientes enlaces:








domingo, 3 de mayo de 2015

165 * #CasoPráctico "Hospital" (#planificación económico-financiera a corto plazo) #CasoPrácticoEEC #AEC

Joaquim-Andreu Monzón Graupera

Universitat de Barcelona

El caso práctico que se presenta en esta entrada es uno relativamente esquemático y por ello, de fácil comprensión.

De nuestra experiencia docente hemos extraído que un alumno de materias de empresa, logra una mínima comprensión de los procesos contables, financieros y económicos cuando logra resolver correctamente algún caso práctico como el que se propone aquí.

Pueden consultarse el enunciado y la solución del caso práctico objeto de esta entrada, mediante los siguientes enlaces:

Enunciado:  

165. a.    https://tinyurl.com/yyhyc2ks


Solución:

165. b.    https://tinyurl.com/y3mfvyx9
  


164. Criterios de determinación de la tasa de descuento para modelos dinámicos de evaluación de proyectos. 1997-2015

Joaquim-Andreu Monzón Graupera

Universitat de Barcelona

Uno de los aspectos más controvertidos en el área de evaluación de proyectos ha sido siempre qué criterio usar para la selección de la tasa de descuento destinada a participar en la evaluación de los proyectos de inversión.

El documento que se presenta es esquemático, en orden a ser comentado en las clases de evaluación de proyectos. Por tanto, su utilidad radica en la posibilidad de acotar el análisis y de hacer emerger las ventajas e inconvenientes de cada variante de tasa de descuento, respecto de las diferentes situaciones de decisión de inversión.

Se aportan doce criterios, clasificados en seis grupos generales (introducidos recientemente) que transitan desde las tasas de interés del mercado (no aportan discriminación de riesgos y por tanto, difícilmente defendibles), pasando por las tasas de coste de oportunidad o las tasas mínimas exigidas por los accionistas; y acabando por criterios de elección entre varios criterios.

Puede consultarse este documento esquemático, a partir del siguiente enlace:

164.   https://db.tt/Q1TTLktH

163. La decisión de invertir. Nueve situaciones básicas de elección. UPF. 1997

Joaquim-Andreu Monzón Graupera

Universitat de Barcelona


Este documento es una nota monográfica escrita para la docencia en U.P.F. de asignaturas de Dirección Financiera o de Finanzas, relativas a Inversiones. 

Concretamente para estudiar las situaciones básicas de elección cuando se analizan escenarios en los que se deciden proyectos de inversión, o se evalúan a posteriori inversiones ya realizadas.

Se trata de una nota meramente enumerativa o descriptiva de las situaciones básicas de evaluación y de elección.

La discusión sobre cuáles serían las situaciones de elección más frecuentes y -eventualmente- qué estrategias serían mejores para efectuar una evaluación correcta, eran aspectos que se abordaban mediante proceso participativo en clase.

Puede consultarse el documento de la presente entrada por medio del siguiente link:


viernes, 24 de abril de 2015

162 * #CasoPráctico "Montecarlo S.P.A." (evaluación de un proyecto de inversión en un contexto de riesgo) #CasoPrácticoEEC

Joaquim-Andreu Monzón Graupera  

Universitat de Barcelona

Desarrollé este caso práctico para usarlo durante la docencia de la asignatura "Economía de la Empresa (Organización y Administración)" en la Escuela Universitaria de Estudios Empresariales de Sabadell (U.A.B.).

Al redactarlo mi objetivo inicial consistía en ensayar el uso del modelo de la Esperanza Matemática del Valor Actual Neto, para lo cual se definieron hasta 15 variables aleatorias de distribución tendente a la normal, de las que había que calcular sus respectivas esperanzas matemáticas y, a continuación, trabajar como si las mencionadas variables-input fuesen de previsión perfecta.

El problema principal hubiese radicado en la definición de las matrices de varianzas y covarianzas entre las 15 variables aleatorias, para ver hasta qué punto la variable aleatoria-incógnita (la esperanza matemática del V.A.N.) tenía una dispersión que podría hacer inviable el proyecto. Por ello, de las dos dimensiones del cálculo (rendimiento, riesgo) solamente se contempló la esperanza matemática de rendimiento actualizado y se excluyó cualquier información otorgada por el coeficiente de variación de Pearson de la esperanza matemática del V.A.N.

Dado que aquí el problema consistía en aceptar un proyecto de inversión o rechazarlo, no pareció tan grave la imposibilidad de contar con los dos elementos de comparación en situación de riesgo, rendimiento medio y grado de dispersión conjunto de éste, sino solamente con el primero de ambos.

Al respecto podemos decir (medio en broma) que si la toma de decisiones de cualquier proyecto importante de inversión se realizase tras el cálculo de la desviación standard conjunta de la esperanza matemática de VAN, obtenida aceptando la acción de varias variables aleatorias covariando conjuntamente, con toda probabilidad se desestimaría cualquier proyecto de inversión, por bueno que fuese.
En este caso práctico Montecarlo S.P.A. también se pedía la aplicación del modelo Montecarlo de simulación, mediante números aleatorios artificialmente generados, propugnado por David Hertz. A tal efecto se escogió -aleatoriamente, como era de rigor- una página de números aleatorios extraída de la obra del profesor Andrés-Santiago Suárez Suárez "Decisiones óptimas de Inversión y Financiación en la Empresa", Ed. Pirámide, Madrid, 1977, página que se aporta anexa al enunciado.
 
Los links de consulta de ambos documentos (el enunciado y la resolución del caso práctico Montecarlo S.P.A.) se consignan a continuación, como 162. a. y 162 b.